La natación es el deporte más completo y el único que se puede practicar desde las primeras semanas de vida. De hecho, la AEP (Asociación Española de Pediatría) recomienda que los niños comiencen en este deporte antes de que den sus primeros pasos. El objetivo es que sepan flotar en el agua y que, más adelante, aprendan las técnicas básicas de la natación. Cuanto antes conozca el niño la sensación de nadar, antes su cuerpo y su mente se verán favorecidos por sus múltiples beneficios: fortalecimiento del sistema cardiovascular y el desarrollo de músculos y huesos, mejora de la coordinación y el equilibro, y una sensación positiva de independencia y seguridad. Por ello, en los primeros baños, un ambiente adecuado será imprescindible para que se sienta cómodo y confiado en la piscina: el entorno tiene que ser atractivo, con juguetes, pelotas, o música, y la temperatura del agua debe rondar los 32 grados. Las cubiertas ABRISOL aumentan la temperatura del agua entre 8 y 10 grados y, una vez cerradas, impiden el acceso accidental de los niños a la piscina, lo que la convertirá en un lugar ideal para el deporte y el juego de toda la familia.

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